Detesto la miseria humana por encima de todas las cosas.
Esta, puede aparecer en formas diferentes, pero se detecta claramente.
Mi amigo Joaquin C. un ilustre masón de Barcelona que tuve la ocasión de conocer y excelentísimo ser humano que no sé por donde andará ahora, fue quien me enseñó que era "la miseria humana".
Recién cumplidos los 16 años, me pasé 11 años trabajando como mozo de almacén en una empresa "modelo" de material hospitalario que no voy a nombrar por respeto a los pocos trabajadores que quedan en ella.
15 pagas al año, los viernes por la tarde libraba, en navidad te daban una cesta con turrones y cava, y tenía crédito, que por aquel entonces era más importante que tener dinero, ya que tenía un suelo de 110.000 ptas (unos 660€, eso en mi último año).
Parecía que todo iba perfecto, una empresa, de las de antes, de aquellas que te hacían fijo a los 3 años, pero yo era joven y necesitaba "volar".
Cuando aparecieron los móviles (que empezaban por 9) e internet, pensé que ya no necesitaría trabajar mucho más tiempo para nadie, así que empecé a vender artículos por internet, desde un barco, hasta obras de arte por todo el mundo.
La cosa iba viento en popa y el niñato que cargaba cajas estaba ganando más dinero fuera que dentro de la empresa. Recuerdo incluso que me ofrecí para ocupar cargos mayores o de comercial, empecé a vender algún producto para sorpresa de los compañeros de almacén. Me ofrecí con la intención de demostrar que podía ser un empleado de mayor provecho que de mozo de almacén.
Entonces, apareció "la miseria humana".
Se acabó la libertad de tener conectado el teléfono durante las horas de trabajo para poder atender mis pedidos, llegaron las envidias, me trataban diferente, mis más inmediatos encargados empezaron a cortarme las alas e incluso a tratarme injustamente hasta hacerme coger una baja por depresión.
Estando de baja, recibí la llamada de uno de los encargados y me dijo que la empresa iba a tomar represalias si no me incorporaba al trabajo. Entonces el médico (aunque él no lo creía oportuno) me dió el alta y volví a incorporarme al trabajo para demostrar voluntad de reconciliación hasta que consiguieron echarme.
Allí les dejé con su miseria humana y yo me fui sin cobrar un duro (se ahorraron entre 12 y 18 mil €).
Al principio lo pasé mal, pero pude encontrar otras salidas profesionales que me han enriquecido mucho más, hasta conseguir dedicarme a lo que hago ahora y amo mucho, aunque no descarto en el futuro dedicarme a otra cosa, cuando me apetezca.
Durante todos estos años, he hecho cosas muy diferentes que no voy a nombrar ahora y es como me siento a gusto, abriendo y cerrando proyectos. No me aburro desde entonces. Lo digo porque la mayoría de vosotros me conoceréis por la comedia, pero para mí solo es otra cosa más que acabará o no algún día, hasta que se me cruce otra cosa en el camino, quién sabe. De momento me lo paso bien con ella y con eso me basta.
En alguna red social (creo que en la aplicación que tengo en el móvil para dejar de fumar) tengo puesto sobre mí "perdono con facilidad"y sinceramente creo que es verdad, no acostumbro a disparar el primero cuando tengo algún conflicto, suele ser porque alguien se ha pasado de listo antes.
Así que con el paso de los años, he recuperado el contacto con algún antiguo compañero (antes enemigo que se dedicaba a hacerme la vida imposible por aquel entonces) y en un intercambio de mensajes para mi sorpresa me entero que ya no trabaja allí, que han hecho un ERE, que han despedidos a casi todos aquellos lameculos y que ahora solo quedan unos cuantos lameculos y que un poco más y acaban devorándose los unos a los otros por mantener el puesto de trabajo.
También me confiesa que iba a por mí, ya que su función era la de hacerme perder los nervios presionandome y hacerme desaparecer de allí.
No sé como se sentirán los ladrones que solo por dinero y poder, un día conspiraron para provocar que un muchacho débil que había defendido las injusticias en aquella empresa, tuviera que ponerse de patitas en la calle para tener que buscarse la vida.
Si me los cruzo algún día, les daré las gracias por el "mobbing", porque gracias a mi pasado, ahora pienso lo que pienso.
Gracias también a mi amigo Joaquin C. de Barcelona por enseñarme en todas sus formas el significado de la miseria humana. Un hombre que ha preferido morir de pie a tener que vivir siempre arrodillado.